David Bastardo.- Se cumplen 75 años desde la primera vez que se utilizó el término “cibernética” para referirse al fascinante mundo de la teoría de los mensajes, que trasciende el estudio del lenguaje y abarca desde el manejo de aparatos hasta el desarrollo de las máquinas de calcular (antecedentes de las computadoras de nuestros días).
Su inventor fue el matemático estadounidense Norbert Wiener y su debut fue a través de la obra Cibernética: o sobre el control y la comunicación en los animales y las máquinas, publicada en 1948.
Para Wiener, la sociedad solo podía ser comprendida a través del estudio de los mensajes y las herramientas de las que dispone para su comunicación. Pero aún más, este científico advertía hace más de siete décadas que en el futuro, desempeñarían “un papel cada vez más preponderante los mensajes cursados entre hombres y máquinas, entre máquinas y hombres y entre máquina y máquina”.
En su ensayo Dios y Golem, Wiener señala que la cibernética es “el estudio y control de la comunicación en máquinas y seres vivos”. Al analizar los procesos de comunicación entre seres orgánicos, los desarrolladores de la cibernética procuraron establecer formas análogas de contacto en los procesos internos de las máquinas.
Esta definición contribuyó a la teoría sobre el desarrollo de la tecnología moderna. Los procesos de automatización se vinculan con los sistemas integrados, lo que permite que los modelos de cibernética sean capaces de ejecutar decisiones de forma independiente.
Desde el momento de su aparición, el libro de Wiener tuvo una gran acogida y fomentó la discusión entre académicos y científicos. Pero además, fue de uno de esos casos -poco frecuentes- en los que una publicación técnica despertó el interés del público no científico.
Hoy en día, este concepto mantiene una vigencia fundamental; tan solo pensemos en desarrollo de innovaciones como la inteligencia artificial o los algoritmos predictivos.
¿Por qué cibernética?
Wiener cuenta que a finales de los 40 no existía una “voz” que expresara el conjunto de ideas que estaba trabajando en torno a la teoría de los mensajes: “para poder expresarlo todo mediante una palabra, me vi obligado a inventarla”, dijo unos años más tarde.
El término cibernética deriva de la voz griega Kubernetes (Κυβερνήτης), que puede traducirse como timonel de una embarcación. Aunque ya anteriormente en otros campos se había utilizado esta palabra, Wiener le dio un nuevo sentido: al utilizar la metáfora del timón del barco, el matemático estadounidense veía procesos causales; el timonel ajusta el movimiento de la nave en respuesta a los efectos que tiene la navegación. El objetivo del proceso cibernético es permitir un curso estable y sostenido en medio de diversas dificultades, como el viento o la marea.
De esta imagen se desprenden las analogías entre cibernética y gobierno; en ambos casos se trata de procesos de control y es por ello que hoy en día este concepto no solo está relacionado con la ingeniería, lo tecnológico, la informática y la robótica sino con nuestras nociones contemporáneas de seguridad y control. No es casual que posteriormente, Wiener dedicara ensayos y textos posteriores a explorar los supuestos éticos de la cibernética. Uno de ellos fue enunciado en su libro Cibernética y sociedad: “la integridad de los canales de comunicación es esencial para el bienestar de la sociedad”.
Hoy, el debate sobre la protección de datos, el monopolio sobre las plataformas de comunicación y la proliferación de noticias falsas está a la orden del día, dando a las preocupaciones de Wiener una vigencia abrumadora.